domingo, julio 30

otra cosa

He conocido otra cosa. No se como llamarlo porque no es otro mundo. Viven aquí, trabajan aquí. Trabajan mucho y sin papeles. Para ellos es importante el dinero, muy importante porque lo necesitan para vivir, pero más son las personas, la familia, los enfermos de los que se hacen cargo. Baste hacer una llamada y tu demanda suele ser cubierta en veinticuatro o cuarenta y ocho horas. Trabajan en la "alegalidad" que permiten las autoridades a sabiendas de que no hay naturales que te solucionen el problema. Estamos en sus manos. En sus buenas manos. Gracias a estas personas el índice de natalidad no es negativo. Gracias a ellas la pirámide de población mantiene la figura que permite ponernos el apellido "desarrollado". Mantienen una red que permite acoger a los nuevos que se van incorporando a la comunidad. Se comunican cualquier oferta de trabajo en cuestión de minutos a través del móvil. Mantienen sus costumbres al día en la medida de lo posible (he conocido que los fines de semana hacen comida autóctona para vender ). Cada vez más los vamos viendo en las calles, en el mercado, en los bancos de la plaza mayor, en los colegios. Pero siguen siendo otra cosa.

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