En pie. Son las 7. Tu hora de saltar al día. Ya se que llevas despierta una hora o más. Acurrucada y sin ganas. No remolonees, levántate y desayuna. Hoy es martes, mira el DOE, hay un par de convocatorias a punto de salir. Nada. La prensa; cuatro años ya del comienzo de la guerra. Sigue. Ducha, dientes, protector solar y raya del ojo. A la calle. Andando. Saluda al vecino inválido. Cada día va mejor, ya no usa el andador. Andador, palabra prohibida. Trae recuerdos penosos. Comienza a andar. No vale pensar, solo actúa. Inspira por la nariz, sabes que si no lo haces a última hora no tendrás voz. Respiración abdominal. Todos los días las mismas personas. Cierra la boca, no digas ni hola. Hoy vas despistada. No has realizado tus ejercicios de periné. Sabes que lo recomiendan los gine-toco-urólogos. Y las matronas. Contrae y relaja. Para prevenir. Fáciles y en cualquier sitio. Los segundos que aguantas antes de que el semáforo se ponga verde. O el tiempo de espera antes de cruzar un paso de cebra. Ya vale, tampoco hay que pasarse. Último tramo. Ya llegas. Aprovecha para colocar unos cuantos libros en la estantería. Sube las persianas, enciende el ordenador y saluda a la tortuga. Ya llegan, con mucha energía, como siempre. ¡Que tengas una buena mañana!
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