domingo, septiembre 16

berrea

Ayer no vi el partido de españa, ni el futbol. Tampoco el basket local ni el otro fútbol. Me llamaron para ir a una finca próxima a Monfragüe a escuchar. La tarde prometía y con la puesta de sol vimos ciervas con sus crías y algún grupo de gamos que levantaba la cabeza pero seguían a lo suyo cuando nos alejábamos. Sonidos y ruidos, pocos y habituales. Los niños que protestaban un poco ante tanta demanda de quietud, la perra en su caseta que a lo lejos nos intuía, alguna garza o cormorán, y algunos golpes que según los expertos que nos acompañaban eran dos gamos que se estaban tanteando preparando la llegada de la ronca. Un poco desilusionados por no oír berrear a los ciervos, decidimos hacer la vuelta a casa por el parque y paramos en lugares que nuestro anfitrión consideraba estratégicos. Allí si pudimos escuchar a los ciervos. Parece que nuestras palabras no interrumpían el ritual así los niños podían enredar un poco y nosotras escuchar las explicaciones con las que José Ramón aclaraba nuestras dudas. Estuvimos bastante tiempo a la escucha y en cierto momento alguna osada se atrevió a "traducir" el lenguaje lastimero del venado lo que nos hizo reír a carcajadas. En el tramo que lleva desde el cruce de la subida al castillo a Villareal de San Carlos pudimos ver algún macho, crías y hembras que intentaban cruzar la carretera. Como novedad, una garduña (porque íbamos en el coche del experto, que si no... se queda en bicho). Hemos decidido repetir aunque no sabemos si habrá sitio para todos y por supuesto, la excursión a la ronca se está organizando ya.

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