viernes, septiembre 7

El quetecuento

Si algún día tuviera que hacer mi tesis elegiría como tema los sms. Me entusiasman y me inquietan. Provocan multitud de interrogantes en torno a ellos y me enfado cuando me llega alguno ilegible o incomprensible. "Cat ikea llego". Recibir esto a las 8:00 h hace presuponer un tortuoso camino en el día que tenemos por delante. Después de darle vueltas al "pseudotexto" llamo al emisor para que me aclare el jeroglífico y como respuesta obtengo una risotada de esas que sugieren: ¡pero otra vez... qué torpe!. Y digo yo: La arbitrariedad del lenguaje también se aplica a éste pero hay algunas reglas no explícitas que a fuerza del uso y por culpa de la limitación de caracteres (160 aproximadamente) debemos asumir todas las personas usuarias (casi todas). Veamos:
  • expresiones aconsonantadas. Las vocales son las que peor parte llevan. Toda la musicalidad del texto se va con ellas.
  • Palabras como: por qué, por y para quedan reducidas a: xq, x y xa.
  • ¡Fuera haches! (y por descontado tildes y puntuaciones)
  • Uso indiscriminado de b o v. tendencia a la desaparición de una de las dos.
  • Signos de interrogación-admiración solo al final.
  • Reconversión de signos matemáticos: + , =, x, -, t2 (todos), s3 (stres)
  • No mayúsculas: implicaría que chillas.
  • Todas las palabras se escriben salvo las frases reducidas a siglas: tqm (te quiero mucho), kte ( ¿qué tal estas?)
Algunas más hay como el uso del inglés, eso si, en su manera reducida (OK) o el abuso de las abreviaturas. Todo, todito se lo cuento al "quetecuento". No hubiera hecho falta porque lo sabe pero no le gusta escribir mensajes, el prefiere hablar. Así, dice, oye mi voz por la mañana temprano y me hace rabiar un poco.
¡Ah!, El catálogo de IKEA llegó.

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