Estamos llegando al final del segundo trimestre y apenas he tenido tiempo de escribir. Quise contar que el sábado 14 recibí una llamada tempranera - tan tempranera que despertó a los pájaros callejeros de sor valentina – desde un aeropuerto lejano. Me comunicaba que habían equivocado la fecha de vuelta y era otro 14, el republicano. Buena fecha, dije. Te quedas allí hasta que llegue. Después de contar hasta diez, veinte e incluso treinta, pedimos ayuda a la familia. Para eso estamos. Unas veces para pedir y otras para dar. Paula volvió el 14 que tenía que volver.
También he querido contar que casi hemos* acabado de revisar las propuestas de una futura ley que quieren que sea para mujeres y hombres y de momento se habían olvidado de las primeras. Ya no, ya se nos puede ver, entrever y leer.
Ahora quiero contar que en el próximo curso volveré a ejercer de mamá erasmus; esta vez en prácticas. La erasmus porque yo, como madre, acumulo trienios y sexenios.
*Esther, Teresa, Mario, Beatriz, Rosa, Marisa, Pedro y yo
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