Hoy tocaban pruebas en el hospital. A parte de ir limpia y aseada como siempre mandó mi madre procuro llevarme algo que entretenga ese tiempo que considero perdido entre visita y visita. Estando en vísperas de exámenes me decidí por la evolución humana. Acompañada de Ayala y Cela Conde he intentado pasar desapercibida por algunas amigas de la familia que, si no consiguen enterarse de qué es lo que te pasa ahora, van soltando como quién no quiere la cosa y a quién no deben que te han visto a tal hora en tal consulta. He saludado a un compañero y hemos charlado de las ventajas e inconvenientes de trabajar en Plasencia. Coincidimos en casi todo pero imagino que debe pensar que tengo un morro que me lo piso para recomendar quedarse en un pueblo mientras yo curro aquí. Entre resultado y resultado, he dado una vuelta por el valle del rift acompañada de Australopithecus, Paranthropus y Homos. A media mañana y cuando iba a hacer su aparición el lenguaje y la cultura en los homínidos, una hembra Sapiens Sapiens nos ha obsequiado con un relato de corte realista sobre la enfermedad de un antepasado suyo. La relación de parentesco no ha sido bien definida; debe ser que en su clan no se llaman como lo hacemos nosotros. El caso es que la uña del "dedo que agarra" está negra. Al principio, la familia no atendió a un asunto tan nimio. Un día fueron a ver al brujo que no le dio importancia. Ya habían visitado a varios curanderos de tribus vecinas que les habían sacado alimentos o herramientas que tanto cuestan conseguir y como no habían dado con el mal volvían al "más vale lo malo conocido que bueno por conocer" . Pero la uña seguro que la pierde. Al final de la mañana el relato ya había sido expuesto tres veces. Con sus revisiones y correcciones. Creo que llegaron el lenguaje y la cultura en el momento justo.
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