Hace un año opté por la energía verde de Iberdrola. Después de leer la publicidad de la casa y gracias a la rapidez de internet he sido un poquito más ecológica todo un año. Imagino que la certeza verde pasó al archivar la primera factura bonita y el apellido de color se olvidó hasta recibir el aviso de correos. Ya fastidia tener que ir a correos a recoger un paquete, pero una cartita en la que iberdrola me avisa del final de contrato y de unas condiciones de renovación mucho más caras me dieron tema para pensar. Sería un buen caso para mi tratamiento anti-impulsivo. Hace tiempo que me he propuesto no ser tan impulsiva a la hora de acometer determinadas acciones. Lo voy consiguiendo pero cuesta. Esta semana me habré cosido los labios por lo menos una vez por día. Iberdrola, que me enrollo. Objeto: búsqueda de información sobre las diferencias tarifarias y consecuencias de la la energía verde. Decido optar por la energía sin color. Miedo me daba llamar al teléfono que sugieren pero ha sido un placer hablar con una telefonista agradable y rápida. Pues eso, que ya no soy verde pero sí menos impulsiva.
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